martes, 24 de febrero de 2015

Elemental, mi querida Piru. Elemental.

Cuando llegué a 5to grado fue el momento más feliz de mi vida escolar. Ya ambos de mis hermanos se habían graduado, y podía hacer lo que me diera la gana en la escuela. Claro, esto nunca fue impedimento total. Puedo afirmar que el Kindergarden lo hice en la oficina de Mrs. Bou, la principal, porque Tuti, la maestra de Kinder, no podía bregar conmigo y mi ADHD. En Kinder realicé varias maldades que pasaron a la historia como las mejores que un niño de esa edad y en esa época pudo haber hecho. La más famosa fue el intercambio de loncheras.

Cuando yo estaba en Kinder, las loncheras eran todas marca Aladdin, y eran rojas o azules. Ahora es que hay un party de loncheras y vienen de  diferentes colores, tamaños y muñequitos para apelar los diferentes gustos. Pero en los 80, todos con las mismas. Un día, durante la clase de educación física, yo y mi primo Andy decidimos ir a beber agua al salón. Si yo era terrible, Andy era peor. Él no tenía límites porque era nene. Era de esos que se metía debajo de las mesas a ligarse a las nenas y trataba de jugar al doctor con todas. Yo era un poco más recatada. Yo solo me metía dentro de los cubículos del baño con las nenas para “velarles la puerta”. Sí, siempre fui media enfermita. Pero volviendo a las loncheras…Andy y yo entramos al salón, y se nos ocurre la maravillosa idea de cambiar todas las loncheras de los casilleros. Así que movimos todas las loncheras a diferentes encasillados, pero obviamos intercambiar las nuestras, por este detalle fue que nos mangaron y supieron que habíamos sido nosotros dos. Cuando llegó la hora de comer, todos buscaron sus loncheras y ninguna tenía lo que se supone que tuvieran. Todos los compañeritos empezaron a llorar por su comida, y Andy y yo bien felices comiendo.

A Tuti le encantaba mandarme a la silla del aburrimiento. La silla del aburrimiento estaba en el medio del salón, y cuando te sentaban ahí, calificaba como time-out. Yo tenía un part time en la silla del aburrimiento, por el simple hecho de que yo me aburría en las clases. Yo entré a Kinder leyendo, escribiendo, sabiendo los colores…Mi madrina, que fue maestra en Cuba, me había cogido desde los 3 y me había enseñado todo lo que daban en Kinder. Cuando me aburría de la silla, me escapaba a caminar por el salón. Ahí era cuando me enviaban a la oficina de la principal, Mrs. Bou. Mami le hab;ia dicho a Tuti que dejara de hacer eso, porque eso era lo que yo quería. Llamar la atención, y en la oficina estaba con aire acondicionada, durmiendo en un sofá y en la falda de Mrs. Bou estudiando.
Mrs. Bou cuando yo entré a Kinder en el 1985, ya tenía unos 107 años. Siempre estaba metida en la oficina de Mrs. Bou. Tanto así, que un día en abril, me dijo que no me podía graduar de Kinder porque yo siempre estaba castigada en la oficina. Al otro día, en la iglesia de la escuela, estaba con mami sentada y le dije “Mami, Mrs. Bou me dijo que le llevara mi toga porque no podía graduarme, porque yo siempre me porto mal y estoy en la oficina”. Mi mamá me dijo “Ella te dijo eso para que te portes mejor, pero ella no puede quitarte la toga na’”. Nunca le lleve la toga porque a mi entender, ella me estaba metiendo las cabras. El día de la graduación, me tocó llevarle el regalito a su oficina. Cuando entré me dijo “Lyrrrrsa, yo no te dije que me tenías que traer tu toga?” y yo en mi no tan inocencia le dije “Chica, Mrs. Bou, es que mi mamá me dijo que eso eran mentiras tuyas y por eso no te la traje”. Ella se rió. Siempre se reía de mis ocurrencias. Vale señalar que el día de la graduación, había que ponerle un clavel a una estatua de la virgen María. En el video se escucha todo el tiempo a Papi diciendo “mama, con cuidado. No la toques. No la toques!!! Con un miedo de que a mí me entrara una loquera y tumbara la estatua de la virgen…hubiese sido gracioso thou. También en Kinder para navidad hicimos una obra de la natividad. Yo quería ser María, pero Tuti me dijo que María no podía ser interpretada por una niña que se portaba mal. María era buena. En pocas palabras me dijo que yo era mala, y que Melanie iba a ser María. Yo en mi inocencia y mala representación de la realidad, le dije que Melanie no podía ser María porque era negra y María era blanca. Después de grande, entendí lo fuerte de mis palabras y lo mal que Melanie se sintió. Hace unos años me dijo que su primer choque con el racismo fue gracias a mí. Le pedí disculpas. No fui María. Me dio una perreta y le dije a Tuti que si no era María, no salía. Me dijo que podía ser pastora, pero yo que no. Que todos iban a ser pastores. Me preguntó que yo quería ser. Le dije que un hada madrina. Ella me explico que en el nacimiento no hubo hadas madrinas. Y yo le dije que si no era el hada madrina, no salía. La perreta fue tan grande, que no solo yo fui el hada madrina, sino que Javier Castillo fue Santa Clós y Jorge Aquino fue Peter Pan. Todavía mami conserva las fotos de ese evento. Y estamos nosotros tres en una esquina, como quién no quiere la cosa. Después se pregunta por qué siempre me salgo con la mía.

Con esta cara, quién no se sale con la suya?


En primer grado me tuve que comportar un poco más, no me quedaba opción. Mrs. Huyke no comía mierda, y si te portabas mal, te jamaqueaba, y te botaba del salón. Te paraba frente a la tiendita de la P.T.A. Yo tenía un part time en la puerta también. Esa puerta/spot era tan mío, que un día me lleve un bolígrafo y entre la P y la T, escribí una U. Estuve una semana sin recreo y sin permiso para ir a la biblioteca (el castigo mayor para mí) por escribir esa U, que convirtió a la PTA en la PUTA. Mrs. Huyke era extremadamente fuerte. Tan fuerte que varios niños se hicieron pipí encima con tal de no pedir permiso para ir al baño. Yo no fui una de esas. Eso de la incontinencia renal no iba conmigo.
Mientras subía de grado, yo me iba revelando un poco más. En segundo me dieron mi primer “Warning/Demérito” porque le tiré un eructo a Juanma en el oído. Cabe señalar que Juanma me eructó primero, lo que pasa es que él fue bien wasa wasa y se lo dijo a Miss López, que no me quería para nada. Pero ese año yo no fui la niña estrella del desmadre. Ese título le tocó a Felipe. Ese nene era tan malo y tan malo, que para 3ro no volvió. Fue chévere no ser la nota discordante al menos un año. Pero creo que igual me portaba mal, solo que él se portaba peor. Esto lo deduzco porque Miss López nunca pudo superarme. Estando en 4to año, aún me miraba mal. Ella me veía y se desencajaba toda. Igual Tuti. Hace unos años, mami se encontró a Tuti en Santurce, of course, y Tuti le preguntó por mí. Mami le dijo “Pues como la champaña, alegre y efervescente. Como siempre”.  Tuvo que saberle a mierda.

En tercero me tocó con Mrs. Navarrete. Mrs. Navarrete era una señora ya mayor. Mami me decía que por favor me portara bien, que ella era viejita y no podía bregar con tanta energía. De tercero recuerdo varias cosas: Las tablas de multiplicar con Sandra Zaiter, Gustavo y Jorge Vega sacándose el pipí todos los días para enseñárselo a las nenas, y Alejandrito. Alejandrito era otro Felipe, pero hard core. Alejandrito se grapaba los dedos todos los días. Era un sádico. El sí que se portaba mal. Tan mal, que cuando íbamos a Pueblo de Diego hacer compra y nos encontrábamos a Mrs. Navarrete nunca le daba quejas a mami de mí. Decía que era inquieta, pero que Alejandrito era peor, y que yo en el fondo tenía buen corazón. Gracias Alejandro por quitarme el guante de la cara aunque fuese un año.

En 4to me tocó Mrs. Santa Rosa, hermana de Gilbetito. Yo creo que tampoco era de su agrado. Estuve todo el año sentada fuera del grupo, frente a la pizarra. Me dejaron ir a la gira a Viejo San Juan, solo porqué mi mamá se comprometió a ir conmigo. Creo que el día en que mami me mando espaguetis home made de almuerzo (ah sí, porque en casa no me daban refrescos ni doritos. Mis lonchera consistían de arroz, habichuelas y bistec. Carne guisada, espaguetis home made, lasaña….no sé porque le extraño tanto a mami que en 6to me pusiera gorda redonda) fue el día que hicimos más o menos las paces. Claro, mami tuvo que mandar un canister lleno de espaguetis y después de eso, me fue un poco mejor. Inglés me la daba Mrs. Atkinson. Sus clases eran súper cool porque era, es, bien creativa. Y no digo esto porque ahora la tengo en mis friends de Facebook, sino porque ella siempre hacía sacar la creatividad máxima en todos nosotros. Aún conservo mucho de los trabajos que hicimos en su clase, y cada vez que veo un sapo, recuerdo un chiste que le hice a ella y a Goy. Me quedé “la del sapito”. Es más, cada vez que me encuentro a Goyo por la universidad, me habla del sapito.

Ese año, Fernando se graduó de cuarto año, y esto significaba que en 5to podía portarme todo lo mal que quisiera porque no estaba mi hermano para darme 2 o 3 cocotazos. Sí, porque cuando yo me portaba mal, llamaban a Fernan al salón, le daban la queja, y él me sacaba afuera y me daba par de galletazos. Sentí que podía ser libre, correr como caballo por los pasillos, y no hacer caso.
5to grado marcó mi vida completamente. Conocí a dos maestras que siempre, siempre me trataron con mucho cariño y paciencia. Hasta el sol de hoy las recuerdo con mucha alegría. Mrs. Merced y Mrs. Marrero.

Mrs. Merced no duró mucho, y no fue por culpa mía. A su esposo lo transfirieron a Virginia, y ella se tuvo que ir. Su último día yo llegué tarde al salón, y cuando me dijeron que se iba, fue como si me dijeran que se había muerto alguien. Me dolió mucho porque ella siempre confió en mí, siempre me dio la oportunidad de sobresalir. Ese día mientras todos los niños lloraban cantándole “Aunque yo no te conozco…” yo estaba fuerte. No emití comentarios, pero por dentro me sentía tan triste. Mrs. Merced nunca dejó de comunicarse conmigo mientras vivió en Estados Unidos. Siempre me enviaba post cards y cartitas dándome aliento (yo fui una niña bullyed toda la vida. Fue horrible. Tan horrible que aún recuerdo muchas de las bromas que me gastaban y sobrenombres que me decían. Mi vida escolar fue una basura).

Mrs. Marrero se convirtió en mi madre dentro de la escuela. Creo que era a la única maestra que le era leal y con la cual no me portaba mal para nada. Recuerdo que jugaba 4 elefantes conmigo, solas, porque nunca nadie quería jugar conmigo. Y esto no lo digo para que me cojan pena. Yo en mi mundo era feliz, aunque me gritaran cosas. Tenía mis libros, mis libretas de arte, mis ideas locas. Mrs. Marrero fue tan y tan buena siempre, que en 4to año le dediqué mi Ring Ceremony. Mi madre se puso frenética (no era para menos. Nunca tuve buena relación con ella, y le daban celos que prefiriera a una “extraña” antes que a ella. Pero se le olvidaba que esa extraña no me daba correazos, ni me gritaba cuando me portaba mal). Creo que de las personas que más alegría me trajo encontrar en FB fue a Mrs. Marrero. Dito, yo era una colita de ella. Es que me sentía segura. Nadie me molestaba si estaba con ella. Nadie me gritaba idioteces.

En 5to grado pasaron muchas cosas bien randoms. Por ejemplo, un borracho/drogado atropelló a una señora frente a la escuela, justo cuando mami y yo comprábamos desayuno en Fina. A Fernando le gustaba Margarita, pero mami era una chica Fina. Ella decía que era más limpio. A mí no me gustaba porque el gordito dueño de Fina se pasaba ligándose a mami. Me daba asco. Esa mañana, justo el día antes de Acción de Gracias, la pobre viejita fue a cruzar y el hombre la embistió (nadie en esa época se hubiese atrevido a cuestionar que hacía esa señora sola a las 6 de la mañana cruzando la calle). Lo cogieron por Rahola, un estudiante de 4to año, que se le fue detrás, si porque el muy demente se fue a la fuga.
Recuerdo el sonido claramente. Fue como si tiraran una caja llena de libros desde un 3er piso. Mami se viró y vio todo. Rápido me tapo la cara para que no viera a la pobre señora. Me cruzó a la escuela junto a Maritere y Mariné. Nos dijo que no saliéramos de la escuela. Que le prometiéramos que no íbamos a salir a ver lo que pasaba. Yo le dije que no iba a salir…con los dedos cruzados. Siempre he sido una morbosa. Los muertos, la sangre, el tema del más allá o más acá, no me asusta. Me gusta. Tan pronto mami desapareció por la Ponce de León, yo convencí a Maritere (que no había que pasar tanto trabajo) y a Mariné de ir a ver el cuerpo. Ya Fernando no estaba, podía salir y nadie se iba a enterar. Nadie me iba a dar 3 galletazos. Cuando salimos, la doñita estaba tirada en medio del carril de la AMA. Aún tenía la sombrilla en la mano. Un zapato quedó en Taco Maker, lo que es ahora Domino’s Pizza, el otro en la cuneta frente a Sagrado. Estuve mucho rato observándola. Pensaba en su familia. Al otro día era Acción de Gracias. Irán a comer pavo? Y si ella hizo comprar, ahora no se la van a poder comer porque van a estar llorando. Volví a la escuela, pero fue muy difícil seguir con la rutina diaria. El salón de clases quedaba  justo frente a la calle, y el fiscal no llegó hasta las 11 de la mañana. Entre la señora muerta, y el proyecto de ciencias que hicimos con Mrs. Marrero (en el cual pusimos alimentos en una zipploc y unas las pusimos en un lugar obscuro y otras en la luz para ver los cambios) que a Arelis Grillasca le dio asco y lo tiró por la ventana, ese día pudiésemos decir que fue un fail para todos.  Ese salón lo convirtieron en el salón de computadoras. Años después, ya estando en 4to año y ligándome a la nueva maestra de computadoras (que carajo, se me olvidó el nombre y nunca más supe de ella), abrí la ventana y recordé esa fatídica mañana. Visualice a la pobre señora, tirada en el piso. Miré el alero, y ahí estaba la bolsa zipploc que Arelis había tirado por la ventana. Nadie se acordaba de ninguna de esas tragedias. Al contrario, todos se estaban riendo porque Omar Mollo vivía en un condominio que se llamaba Mundo Feliz.  Ironías no?

Esto fué mi cumpleaños en Kinder. Como pueden ver, mis piernitas no llegan al piso, igual que mi abuela Paulina. De hecho, aún hay sillas en las que me siento, y los pies no me llegan al piso.



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