La Semana Santa en casa era sagrada, evidentemente. Esa
semana, se iba a la iglesia todos los días. El Domingo de Ramos había que estar
tempranito “pa’ agarrar el primer banco”. Después salíamos almorzar en Wendy’s,
cuando tenía salad bar. Desde ese domingo por la noche, mami nos tenía viendo
películas religiosas. “La vida de Jesús de Nazaret” “La vida de María
Magdalena” “La Pasión de Cristo” “Ben Hur” y “Los diez Mandamientos” eran
regular features todos los años. Las últimas dos porque salía Charlton Heston,
y ese era el novio de mami hasta que salió con eso de apoyo a las armas de
fuego y mami lo dejó, pero nos amanecíamos viendo películas. Era cuando único
podíamos estar despiertos hasta la madrugada en todo el año legalmente. Los
miércoles mami nos mandaba a barrer, mapear la casa y recoger los cuartos y el
baño porque “ya mañana no se puede hacer nada hasta el sábado”. Ella estaba ese
día en la cocina mondando viandas y desalando el bacalao para que no le saliera
Jesús llorando sangre. El jueves había que ir al servicio a tomar la Santa Cena
y para que el pastor nos lavara los pies. A mí nunca me lavaron los pies,
porque era una nena, pero ya de grande tampoco porque lo quitaron. Ya el
viernes había que ir a las 8am a la iglesia para el sermón de todos los años
“Las 7 palabras”. Ese día era insufrible porque el sermón duraba como 2 horas.
El pastor iba frase por frase, porque son frases y no palabras. Salíamos al
mediodía, pa’ casa, porque las 3 de la tarde no te podían coger en la calle “A
esa hora mataron a Jesús y después de las 3 no se puede hacer nada hasta el
sábado”. A las 3 de la tarde, a mí me entraba el morbo y le empezaba a gritar a
mami “lo mataron! Lo mataron!” pero no con este flow de pena, sino con eso con
morbo. Aún después de grande, los viernes santos veo el reloj a las 3 y pienso
“lo mataron…” con menos morbo, pero siempre me acuerdo.
Ya el sábado la vida volvía a la normalidad mami nos volvía
a poner a limpiar la casa. Ella usualmente hacía bisté o chuletas. Y papi ponía
z93 a to’ jendel. Los anuncios del “Saaaabado de Gloria en el Palledium!!!” no
paraban. Eso es otro recuerdo permanente en mi cabeza, porque siempre quise ir
a los “Saaaaabado de Gloria” en el Palledium. El anuncio era tan vibrante, que
yo necesitaba saber qué clase de parisongo era ese. Ya en la noche podíamos ver
películas del mundo, pero hasta las 8 porque el domingo se madrugaba.
El domingo de la Pascua de Resurrección, mami me ponía un
traje bien colorido, con un sobrero y cartera. Yo odiaba los sombreros y las
carteras, y al final del sermón, ella salía con los dos enganchaos porque yo me
los había quitado en medio del sermón. Había que estar a las 5:30am, porque ese
día el sermón era a las 6, por eso de que las mujeres visitaron la tumba al
amanecer y Cristo ya no estaba, había resucitado. La iglesia a la que íbamos en
ese momento en Villa Carolina, tenía un montón de árboles. Era bien bonito
llegar al amanecer y escuchar los pajaritos en un pariseo de canto. Mami decía
que estaban contentos porque era Pascua de Resurrección. Ese día era pesado levantarse, pero al final
te daban desayuno, y esa era mi real motivación de ir a la iglesia ese domingo.
Porque siendo honesta, a mi ir a la iglesia nunca me gusto, aunque lo estuve
haciendo por 21 años: martes, viernes y domingos. Sí, porque muchos se creen
que yo porque pienso como pienso hoy, no sé lo que es ir a la iglesia, o
conocer las escrituras. Yo fui maestra de escuela bíblica en la iglesia de
Villa Carolina, dirigía el culto ya a los 13 años, llegué a predicar, y fui
presidenta de la Sociedad de Jóvenes muchas veces. Pero a mí lo que me gustaba
eran las giras, los viajes que hicimos fuera de PR y las actividades de la
sociedad, porque era lo más cercano al mundo que iba a tener, y yo en el fondo,
siempre fui del mundo. Así que el desayuno era la mejor oferta para yo madrugar
e ir a la iglesia a las 6 de la mañana.
Después del servicio y el desayuno, a los cuales mis
hermanos iban por lo mismo (ellos tardaron menos en salirse del mundo religioso),
teníamos carta libre para ir a donde quisiéramos. Recuerdo que la primera vez
que fui a El Yunque fue un Domingo de Pascuas hace unos…tantos años. Fuimos mis
hermanos, unos amigos de ellos y yo. No se me olvida ese día jamás, porque Fernando
no quería que yo fuera porque había que caminar mucho, y él no me iba a cargar.
Yo le dije que no me iba a cargar, que yo podía. No solo terminó cargándome,
sino que en un momento me fui más adelante, y él, Ferdin y los panas se
escondieron en los arbustos para que yo pensara que me había perdido. Me dieron
el susto de mi vida. Empecé a llamar a mami y a llorar, y ahí salieron ellos
gritándome y diciéndome que si me perdía mami no me iba a salvar. Linda manera
de terminar la Semana Mayor.
Hoy no fui a la iglesia, tampoco al Yunque o a la playa. Me
levanté al mediodía como siempre, me fumé un cigarrillo y me puse hacer mi
almuerzo para el trabajo. Hace años que no voy a la iglesia. No practico
ninguna religión como tal. Creo en muchas cosas que la gente no cree, como la
reencarnación, y realmente no me importa. Cada cual brega con su espiritualidad
como quiera. Yo solo trato de portarme lo mejor posible, para que se porten
igual. El karma te las juega. Lo que si es que usted jamás de los jamases, me va
a ver un jueves o viernes santo pelando viandas, y me va a escuchar todo el
Sábado de Gloria decir: “Saaaabado de Gloria en el Palledium!!!!”
Ahora mami le ha dado que quiere ir a España en Semana
Santa, porque “Ahí si celebran la Semana Santa como se celebraba antes. Yo iba
a la procesión de San Vicente. Iban por todo el barrio con una virgen vestida
de negro. Mami me daba chavos para comprarme la ropa de Semana Santa en
Franklin’s. La mitad era de luto, claro. Esa semana no se podía hacer nada. No
se podía correr, jugar. Había que confesarse. Yo iba donde el Padre Domeño
porque Padre Mari Juan te pasaba por la piedra. A tu tía Amarilis la pasaban
siempre por la piedra. A mí me daban 3 Aves Marías y 2 Padres Nuestro, pero a
ella la mandaban a llorar frente a la estatua del Cristo muerto”